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06 marzo, 2005

OBRAS, OBRAS, OBRAS



Ya publicamos en su día en INFOECOLOGIA la tala de árboles que se llevó a cabo junto al hospital Ramón y Cajal, para realizar las obras de desvío a Colmenar Viejo. Ahora nos preguntamos ¿dónde se van a colocar los nuevos árboles cuando finalicen las obras? Porque donde había hermosos ejemplares arbóreos, habrá una vía que partiendo desde la Avenida de la Ilustración girará aéreamente para salvar la autovía de Colmenar y descender pegada a las Urgencias de éste Hospital sin sitio material de poner tan siquiera una maceta.

Los vecinos de este sector que antes divisábamos la ya citada Avenida, perdiéndose nuestra vista más allá de los arcos de la plaza de las Glorieta de las Reales Academias y Alcampo, tendremos ahora hermosos y coloristas vehículos en larguísimas caravanas de insoportable ruido. Ruido, ruido y más ruido. ¿Se ha pensado en el Ayuntamiento en las personas? Creo que no. A las pruebas me remito. Todo se soluciona con colosales obras para dar paso, es un decir, a tanto coche.

Los gobernantes y regidores no encuentra solución a los graves, gravísimos problemas que existen en las ciudades con tanto vehículo, donde los conductores aburridos y desesperados de tanto caos, abandonan su coche en pasos de cebra, en lugares de acceso y salida del Hospital. Pero, claro está, lo hacen impunes, no existen autoridades municipales que los multen. Que les impidan hacer lo que les da la gana. ¿Qué viene un desminuido en su silla de ruedas moviéndose libremente y se encuentra con obstáculos insalvables, colocados por un semejante?, pues que se aguante... que se las apañe como pueda. Este egoísmo del conductor automovilístico es tremendo, insolidario, deshumanizado. Solo se importa él. El que venga atrás, pues eso, que se fastidie. No veo nunca un solo guardia municipal en este sector tan caótico para la circulación, casos ha habido en que los autobuses de línea se han tenido que parar y quedar en vía “muerta” hasta que quien dejó cu coche donde no debía, lo retiró tranquilamente. Ni una , ni dos ni tres veces, lo he contemplado desde la calle o desde mi terraza en más ocasiones. Ver el anterior:De la sequía y otras cosas

Arturo Larena Gómez es periodista
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