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16 mayo, 2007

EL ASESINO INVISIBLE DE LAS ABEJAS MELIFERAS


Desde Las Hurdes a La Alcarria, desde Estados Unidos a China, las abejas están desapareciendo sin dejar rastro. Millones y millones de abejas de todo el mundo están muriendo según aseguran científicos españoles al que han denominado Síndrome del Desabejamiento de las Colmenas” un parásito procedente, al parecer, de Asia.
Otros expertos creen, sin embargo, que el cambio climático, la calidad del polen o los pesticidas podrían ser las causas de la mortandad. Incluso se dice que las radiaciones de los teléfonos móviles estarían influyendo. Otros piensan o creen que son las avispas que últimamente están aumentando su tamaño. Las abejas que son fundamentales en la polinización de los cultivos con su ausencia se provocaría una gran catástrofe ecológica.

Hasta el momento se están registrando pérdidas de hasta el 40% en las colmenas de los apicultores españoles. Estos están haciendo referencia a una frase que dicen que dijo, pero que no se ha podido confirmar Albert Einstein, según la cual el famoso científico dijo: «si la abeja desapareciera de la Tierra, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres».

Este insecto himenóptero tan frágil como laborioso, no sólo produce miel, polen, cera, propóleos o jalea real; también se encarga de libar el néctar de las flores, y al hacerlo, permiten que el polen pase de una flor a otra, lo que facilita que la fruta se desarrolle. Una tercera parte de lo que comemos, según cálculos ténicos, procede de plantas o árboles que necesitan la colaboración de la apis mellifera -la especie más productiva- para desarrollarse.

El «Síndrome de Desabejamiento» o «Trastorno del Colapso de las Colonias (CCD)», como se le conoce en Estados Unidos, se manifiesta por una paulatina desaparición de las abejas obreras, sin las cuales la colmena no puede sobrevivir y acaba muriendo de inanición. En un comportamiento de lo más atípico, las buscadoras de néctar, salen en busca de comida y no regresan más a su colmena, abandonando a su suerte a la abeja reina. Se piensa que existe un mortífero asesino que las mata por el camino, así se explicaría que no se encuentren restos de abejas muertas en las inmediaciones de la colmena.

En Estados Unidos, donde hay unos 2,5 millones de colmenas, su zumbido se ha colado en el Congreso. A finales del pasado marzo, y ante la presión del sector apícola, la Cámara de Representantes se vio obligada a debatir el problema de las abejas desaparecidas, que ha mermado el 25% de los enjambres del país.

Mientras se afanan en descifrar el enigma, los científicos norteamericanos barajan varias causas: desde la sequía a los pesticidas, pasando por el estrés que les causa el desplazamiento de las colmenas portátiles en tráilers con el fin de polinizar cultivos. Sin embargo, hasta el momento no dejan de ser meras teorías, todas ellas pendientes de comprobación científica.

Los apicultores españoles notaron los primeros síntomas a comienzos del año 2000, fecha en que algunos expertos calculan que el «asesino invisible» se introdujo en nuestro país. España es el país europeo con mayor población de ganado apícola, con un total de 2.320.949 colmenas repartidas por todo el territorio nacional, según el último censo de diciembre de 2006 elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). El problema viene afectando a 23.265 apicultores, de los cuales el 25% son profesionales y el 75% aficionados. Una mayoría viene sufriendo pérdidas del 40%, sobre todo de septiembre a enero, aunque en primavera parece que la cabaña vuelve a reponerse.

Fundado en 1983 y situado en la localidad alcarreña de Marchamalo, existe el laboratorio del Centro Apícola de Guadalajara. único de España especializado en investigación apícola el cual está realizando investigaciones al respecto. Allí es posible descubrir como se conservan tórax y abdómenes de abejas maceradas. Después de haber analizado unas 8.000 muestras durante los últimos siete años, procedentes tanto de España como de otros países de la Unión Europea, los científicos de este Centro de Investigación están convencidos de que el parásito «nosema ceranae» es el «asesino invisible» de las abejas. Un descubrimiento que fue publicado en la revista científica Journal of Invertebrate Pathology en 2006.Un indudable éxito de estos investigadores españoles que ya ha sido reconocido fuera de nuestras fronteras.

Se cree que en España el parásito hizo su aparición procedente de Asia, cruzando el continente europeo y pasando antes por Francia. El contagio se produjo porque la abeja asiática o cerana es muy resistente a las enfermedades, pero poco productiva; la abeja europea o melifera se llevo a Asia para tratar allí de incrementar su producción de miel. Al entrar en contacto con ésta, el parásito exótico la arrasó, acabó con ella, saltó a su nuevo hospedador y a continuación pasó a Occidente.