Aprovechando la bonanza del tiempo, a principios de semana, decidimos irnos a Cerezo de Abajo para respirar un poco el aire limpio y oloroso del otoño. Muchas hojas tuvimos que recoger del pequeño jardín, más que de los tres arbolitos existentes , de los que nos rodean de la vecindad. No nos ha importado fatigarnos un poco realizando unas tareas de limpieza que en el piso madrileño no tenemos ninguna necesidad de efectuar. El sol nos calentaba con cierta fuerza y nuestro rostro se vio enseguida enrojecido y tuvimos que acudir a las cremas protectoras. ¡Que delicia estos días otoñales en el campo! Todavía anda la gente buscando las setas más tardías, antes de que lleguen los que vienen de la ciudad los fines de semana. Pero el campo es tan generoso, se muestra tan agradecido que produce sin parar numerosas variedades y en abundancia, hay para todos.
Llovió un poquito, salió el sol, la temperatura era muy agradable y pudimos recoger algún ejemplar de las llamadas de cardo. Yo no distingo otras, y aunque los expertos me dicen que una variedad que llaman azul también son comestibles, no me atrevo a hacerlo con total tranquilidad. El sabroso níscalo, me cuentan los vecinos, está siendo muy buscado para ser vendido en mercados y fruterías. A los rebaños de ovejas se les ve con buenas carnes porque ya tienen pastos frescos y verdes que rumian sin parar. Pero de sopetón llegó el frío, las primeras escarchas fuertes, casi casi, rozando la helada, ha venido a truncar el cálido otoño que veníamos disfrutando. Así, el miércoles amanecimos con solamente 4 grados de temperatura. El frío se dejaba notar. Pasamos de los 16 grados a la indicada, el bajón fue de más de 10 grados. Hubo que atrincherarse dentro de las casas y poner la calefacción a buena marcha. Al día siguiente, salió el sol, y al no hacer aire, subió un poco el calor. Ello nos permitió dar largos paseos hasta el Parque Recreativo de la Dehesa, lugar paradisíaco de este pequeño pueblo y a donde tantos excursionistas acuden en cuanto las condiciones climatológicas son más propicias.
Hemos visto como discurría con fuerza el río Garganta, el que nos surte de agua y en el que años atrás se bañaban las auténticas truchas de alta montaña, hoy desgraciadamente desaparecidas, al menos en este tramo cercano a la población. ¡Que placer! ¡Que pura delicia ver correr sus aguas frías, limpias, oxigenadas, llenas de vida, el agua es vida, y verlas zigzaguear en un deslizarse acariciando con mimo raíces de árboles, endrinos y zarzales, y, fundiéndose en prolongados besos ardientemente deseados tras un largo, cálido y seco verano..
Pero el frío del pasado jueves, ya digo mas de 10 grados menos de temperatura, trajo las primeras nieves. Nevó con ganas, con fuerza y la sierra apareció completamente blanca. Desde el pico Cebollera, hasta las cercanías de Ayllón, pasando por las de Riaza, toda esta sierra estaba algodonada de blancura. Un poco más, y casi seguro que la estación de esquí de La Pinilla, hubiera podido abrir la temporada, y con ello los esquiadores y amantes de la nieve, al tenerla tan cerca ya que se encuentra situada a tan pocos kilómetros de Madrid, Segovia,Valladolid, Aranda de Duero, Burgos y Soria, que hubieran acudido sin falta a esta Estación invernal con unos buenos remontes y servicios, para dar rienda suelta a su deporte favorito. Mucha nieve para ser la primera caida sin haber entrado aun el invierno. ¿Augura un buen año? Creemos que sí, por con su abundancia se repondran los manantiales y acuíferos al ir filtrándose lentamente al interior de la tierra. Bienvenido sea este meteoro que tanto bien nos trae.
Las primeras nevadas caídas también tan profusamente en otras regiones españolas, no se olvidaron de este enclave segoviano. Con mi pequeña cámara capté dos muestras que aquí coloco para que ustedes también puedan disfrutarlas.
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